Jorge Cortina
Pese al trágico final, considero que la música legada por esta agrupación sueca merece ser compartida por más personas... Deseo compartirles la trayectoria de una banda sueca que decidió separarse hace cinco años: Beardfish.
Beardfish
Este espacio pretende dedicarse a la promoción de bandas de progresivo activas, o con trabajos publicados recientemente. Sin embargo, ante las fechas en que nos encontramos deseo compartirles la trayectoria de una banda sueca que decidió separarse hace cinco años: Beardfish.
De manera similar a Arabs In Aspic, este grupo surge del gusto por el rock progresivo de 1970. El núcleo creativo de Beardfish se ubicó en Rikard Sjöblom (vocalista y teclado) y David Zackrisson (guitarrista), quienes en 2001 comenzaron su aventura como un quinteto.
Esa formación sirvió para grabar en 2003 el álbum debut Från En Plats Du Ej Kan Se. Los 8 temas incluidos dan muestra de la calidad técnica de sus músicos, así como de la variedad de influencias que los unieron.
Hay una fuerte presencia de los teclados y órgano, interpretado por Stefan Aronsson, quien abandonó la banda tras la grabación del álbum. Pese a todo, cada tema fluye por cuenta propia, pues no mantiene un tema en común ni los mismos sonidos en todas las canciones.
Cantando en sueco e inglés, Sjöblom define el camino a seguir de la banda. Sus letras satíricas y burlonas prevalecen a lo largo de la obra de Beardfish, aunque considero que los resultados más satisfactorios de esa propuesta se perciben a partir del lanzamiento del álbum doble Sleeping in Traffic (2007-2008).
La primera parte se caracteriza por el uso del órgano Hammond, mellotrón, e incluso flautas y acordeón, todo lo cual es parte de una atmosfera que pretende transportar al escucha por diferentes emociones y escenarios de la primera mitad de un día en la vida de cualquier persona. Hay momentos que suenan a funk, jazz y pop, una mezcla que se explota más en comparación con los primeros esfuerzos de la banda.
La segunda parte, si bien pretende establecerse sobre los cimientos del primer álbum, resulta más uniforme en cuanto a su propuesta. Las constantes referencias al pasado (de Jimi Hendrix a la música disco) invitan a una reflexión mucho más profunda del escucha. Concentrado en la fase de vida nocturna, este trabajo suena más crudo y oscuro, en especial temas como “The Hunter” y la épica “Sleeping in Traffic” de apenas 35 minutos.
La misma carga nostálgica alimenta los álbumes posteriores: Destined Solitaire (2009) y Mammoth (2011). Pero a estas alturas, Beardfish suena mucho más a un grupo lleno de virtuosos. Esto no significa que su música se llena de solos interminables. Por el contrario, los juegos y mezclas de ritmos permanecen, aunque alcanzan rangos increíbles bajo el mando de Sjöblom y Zackrisson.
Por desgracia, la conjunción de sonidos comienza a decaer en la parte final de la carrera de Beardfish. En buena medida, la falta de éxito comercial, aunado a los compromisos de Sjöblom al convertirse en miembro permanente de Big Big Train en 2014 explican la separación de la banda, anunciada en julio de 2016.
Pese al trágico final, considero que la música legada por esta agrupación sueca merece ser compartida por más personas. Así que les recomiendo zambullirse en los trabajos de Beardfish y empaparse de la riqueza de sonidos que lograron crear durante sus años en activo.
Bonus track: Para no terminar esta entrada en una nota baja, deseo agregarles una recomendación más: How the East Was Lost (2019), álbum debut de los polacos Taraban.
La poca trayectoria e información que existe de la banda hace difícil realizar una bien merecida reseña de su trabajo. Por ello sólo les dejo esta prueba, la cual está repleta de psicodelia y nostalgia.
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