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Chavas-fresas-en-yeras-de bandas-de-rock galore: banalidad y (contra)cultura

La yera está bastante chida la verdad, y eso que a mi Cannibal Corpse me da lo mismo, así como Kim.

¿3 rolas? smells like meat hook sodomy, come as a skull full of maggots y esa sobre 1 morra.


Está de moda usar playeras de bandas de rock. Lo está especialmente, o más bien de modo restringido, para la gente vanilla, posh, pituca o fresa, es decir: aquellos que nunca usaban playeras de bandas de rock. Es moda para los únicos que hacen moda las cosas, la clase que es una especie de sistema digestivo socio-cultural, el tipo de gente que se asusta por un carpincho o amenaza con irse a vivir a Europa cuando su candidato pierde las elecciones. Ese tipo.

A pesar de que la tendencia lleva algunos meses, tanto así que ya es un meme (nombra 3 canciones morra), creo que el otro día se oficializó por un hecho tan frívolo como significativo: una foto de Kim Kardashian usando una playera de manga larga de Cannibal Corpse.

La yera está bastante chida la verdad, y eso que a mi Cannibal Corpse me da lo mismo, así como Kim. Nadie ha destacado que en la misma foto sale el bataco de blink182 con una playera de los Cramps (y en otra con una de Crass ¡no mames! ¿qué no Steve Ignorant cantaba am no superstar elite!?). Lo que a mi en lo personal se me hace mucho más cringeworthy, “para hablar en la jerga de nuestros tiempos”.

El dogma del rock and roll dicta que tal tipo de manifestaciones debe encolerizarte o al menos frustrarte: “¿cómo esa cabeza de mierda se atreve a usar las prendas que definen mi identidad?”. Lo cierto es que la familia Kardashian son algo así como celebridades puras, hasta donde sé: notorias simplemente por ser notorias, lo estelar es su propia mundanidad y banalidad; contrario al caso de atletas, estrellas de cine, de la música pop o hasta pornografía, que en teoría destacan por su talento para cosas que no todo mundo puede o quiere hacer.

Cualquiera es capaz de hacer lo que las Kardashian, más con todo ese varo: cirujearse, tomar champaña, defecar, ponerse la playera de una banda, equipo, partido político o causa social… Lo que no cualquiera puede hacer es crear un imperio televisivo y comercial a partir de sus decisiones de guardarropa y flatulencias intelectuales. Lo mismo que sucede con el arte “contemporáneo”.

Y ese es el meollo. El fenómeno Kardashian, y por extensión todas sus expresiones, bien representan o conjugan todas las condiciones de la banalidad extrema que domina la cultura hoy, desde el qué me pongo hasta los “altos” circuitos del arte. El rock and roll no es la excepción. Un idiota que conozco asegura que el rock es (o debe ser, ja) working class, como si fuera John Lennon: el wey ha tenido necesidad de trabajar como 3 días de su vida. Is it really tho? En otra ocasión ya escribí como los rockstars han servido más para modelos de gafas y calzones que héroes revolucionarios.

El caso es que las cosas se toman de quien vienen: a quién le importa lo que haga Kim Kardashian mientras se siga viendo bien.

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