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Sobre el zinkwate

Dr. Roberto Ortega Cipactli


El zinkwate es un críptido bastante “común”, por así decirlo: En la periferia de muchas ciudades y en casi todo el campo mexicano es conocida la existencia de los zinkwates. Sin embargo, los encuentros son poco frecuentes...

El zinkwate es un ofidio de coloración oscura, descrito como una criatura de espectacular longitud


Zinkwate, Cincoate, Sincuate (titanoboa centlicoatl).- El zinkwate es una serpiente colosal que habita en los cerros de la meseta mexicana y los bosques del sur-sureste del país. Se trata de un ofidio de coloración oscura, descrito como una criatura de espectacular longitud. Emite un aroma que sobrecoge a aquellos que se encuentran con ella, por lo general descrito relativamente a la descomposición vegetal (flores muertas, moho, fruta fermentada…)

El zinkwate es un críptido bastante “común”, por así decirlo: En la periferia de muchas ciudades y en casi todo el campo mexicano es conocida la existencia de los zinkwates. Sin embargo, los encuentros son poco frecuentes: en el sur-centro del país (Morelos, Tlaxcala, Puebla y los alrededores de Ciudad de México) se cree que el zinkwate traza los senderos entre la espesura al arrastrarse y jamás transita un camino hecho, de modo que para encontrarse con uno hay que salir del paso habitual.

En las regiones meridionales, está muy extendida la identificación del zinkwate con el diablo. Existen varias leyendas que describen comportamientos malignos de esta criatura. Una de las más pintorescas dicta que el zinkwate es capaz de “oler” la leche materna, sintiendo gran atracción por las madres primerizas. Si una muchacha se queda dormida mientras alimenta a su bebé, el zinkwate llega y reemplaza al infante, aprovechando la punta de su cola como señuelo. La faceta del zinkwate como “depredador de sueños” domina buena parte de estas creencias: la gente evita dormirse si se detienen a descansar en el monte o a campo abierto, pues también se piensa que el zinkwate se introduce por la boca u otros orificios corporales; aunque el propósito de esto no es muy definido.

Ciertos investigadores creen que el zinkwate es una proyección original del inconsciente colectivo mestizo en México, no completamente indígena ni europeo. En refuerzo de esta tesis, no ha pasado desapercibido el hecho de que no existen menciones documentadas del zinkwate anteriores al siglo XVII. Otros, como Foier, opinan que los pueblos mesoamericanos, particularmente las culturas en disputa en los lagos centrales, sí conocían al zinkwate, sólo que para ellos no era un críptido. En contra de esta conjetura, también se argumenta que no existen representaciones pictóricas precolombinas ni menciones en códices tempranos de una criatura que se pueda identificar con el zinkwate, mucho menos indicios de alguna especie de culto o reverencia supernatural.

El mismo Foier explica que bien el zinkwate podría haber sido para los pueblos de ascendía tolteca-nahua “ni una serpiente demasiado familiar ni demasiado extraordinaria” como para que destacara singularmente en la iconografía, así como ocurrió con el quebrantahuesos en un caso o con el ocelote-jaguar en el otro para la misma civilización: “como en miles de años bien no se podrán encontrar imágenes mecánicas de teporingos producidas por nuestra sociedad, por ser confundidos con animales similares (conejos, liebres) o por su falta de narrativa aparte en el imaginario colectivo de su tiempo.”

Algunas iglesias new-age mexicanas dirigidas a la recreación del culto mesoamericano identifican al zinkwate con el espíritu de Itzcoatl, cuarto huey tlatoani de Tenochtitlán y primer gran reformador así como caudillo del imperio; manifestación extraordinaria del principio serpentino del cosmos (Quetzalcoatl), que ostenta de forma absoluta la dualidad de este simbolismo.

Finalmente, cabe destacar que no se puede hablar de víctimas de ataques de zinkwate en sentido estricto. Aquellos que se encuentra con un zinkwate pueden presentar reacciones psíquicas y fisiológicas identificadas, vinculadas a su aroma, locomoción, siseo, etc. Pero no se tiene documentación que confirme un alto grado de agresividad por parte del zinkwate en relación a otros ofidios, al menos correspondiente a información confiable registrada en la edad contemporánea.


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