Jorge Cortina
Formada en 2006, año convulso para la vida nacional, decidió expresar su sentir a través de la música. Cada canción se dedica a asuntos como la industria farmacéutica, el calentamiento global, las posturas políticas nacionalistas, e incluso, la religión.
El Gabinete (captura tomada de elgabinete.org)
No es un secreto que los aficionados a la música progresiva tendemos a buscar nuevas propuestas en el extranjero. La tecnología actual ha facilitado esa tarea, aunque esto también ha ido en detrimento de la atención que puede darse a ciertos proyectos locales.
Por ese motivo, en esta entrada deseo mencionar a una de las agrupaciones mexicanas no comerciales más destacas de los últimos años: El Gabinete. Formada en 2006, año convulso para la vida nacional, esta banda decidió expresar su sentir a través de la música.
Como muestra de esto, basta con escuchar su álbum debut, El gabinete (2007), donde se intercalan sonidos de jazz, música popular mexicana y electrónica con críticas hacia la actuación de las autoridades del país.
El trio formado por Daniel Aspuru (piano, saxofón, tabla india, sintetizadores, percusiones), Kristian Galicia (guitarra eléctrica) y Enrique Gil (guitarra eléctrica, acústica, guitar synth y cajón flamenco) mantuvo la misma línea en Pasando aceite (2009), aunque con una mirada hacia los problemas globales. Cada canción se dedica a asuntos como la industria farmacéutica, el calentamiento global, las posturas políticas nacionalistas, e incluso, la religión.
En ese trabajo, la base jazzística y la experimentación de estructuras predominan. En cierto modo, se trata de una crónica sonora que se invita a la reflexión del escucha sobre algunos de los principales problemas que enfrenta la humanidad. Pasando aceite también incluye la primera participación de Hugo Trejo (batería) como miembro oficial.
La exploración musical de El gabinete se mantuvo en desarrollo mediante la realización de bandas sonoras como Fotogramas de una gran ciudad (2012) y Oblatos (2019). Esos pasajes inspiraron nuevos temas, así como la adición del percusionista Andi Pupato a la banda.
Estado agéntico (2020) es, en cierto modo, la culminación de esas vivencias. A diferencia de sus primeros trabajos, la base sonora que caracteriza a la banda se complementa con la fuerte presencia de las percusiones de Pupato. Hay también muchos ecos de corte rockero, especialmente palpable en temas como “Tras bambalinas” y “Nakba”.
Esto parece indicar un nuevo punto de partida en la música de El Gabinete. Hay una mayor profundidad de sonidos, además de que los temas parecen reflexionar sobre cuestiones más profundas. “Células”, por ejemplo, es una suerte de preámbulo para “Estado agéntico”, donde la referencia al experimento de Milgram indica el fin del individuo tras su conversión en instrumento.
Así, a quince años de comenzar su carrera musical, El Gabinete demuestra que se encuentra en un punto de madurez. Por ello, recomiendo mucho dar seguimiento a esta agrupación mexicana, la cual parece superarse con cada trabajo nuevo que publica.
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