top of page

Un sueño más

  • Writer: sucedáneo de difunto
    sucedáneo de difunto
  • Aug 5, 2021
  • 3 min read

Updated: Oct 5, 2021

Adriana Rodríguez

Humano Espectro De Droga, soundtrack original por Gallus Mathías.


«Fluoxetina, una pastilla cada 24 horas.» Se leía en la receta sobre la mesa ¿Depresión, Ansiedad? No podía dormir era evidente. Aquella noche me fui a acostar como de costumbre, después de la jornada laboral, el cansancio me tomaba y gracias a un cóctel de fármacos, me arrojaba a los brazos de Morfeo.

Dormía tranquila cuando sentí bajo mi brazo un cuerpo helado, respirando agitado, una voz delicada me susurraban en medio de la oscuridad.


— ¡Está ahí, está ahí!


Entre la modorra y el sueño, busqué entre las sombras esperando ver qué era lo que estaba ahí. Pero no vi nada, ni a nadie, su voz se quebraba entre sollozos.


— ¡Enciende la luz, antes de que venga por mi! — me decía entre llanto. Comencé a gritar en medio de la noche.

— ¡Enciendan la luz, enciendan la luz! — Mi desespero se hacía notar. Me senté en la cama y la niña que se resguardaba tras de mi cuerpo, me señaló hacia el techo.

— ¡Ahí está! ¿Lo ves? ¡Viene por mí!


La oscuridad me impedía ver del todo. Hasta que después de un instante, la vista se acostumbró al entorno, alcanzando a percibir un poco más que sólo sombras. Ella se aferraba a mí, como su única esperanza, sentía sus manos frías sujetando con fuerza mi brazo. La sentía encaramarse sobre mi espalda, intentando esconderse detrás.

De la nada me soltó. Su rostro pálido dejaba ver el asombro en la órbita de sus ojos abiertos en su totalidad. En menos de un minuto, cruzó a gatas la cama, dirigiéndose hacia mis pies. Se giró y señalando con su dedo, apuntaba en dirección a mí


— ¿Qué pasa? — Temía ver detrás y lo que temí, lo confirmó con palabras salidas entre dientes.

— ¡No te muevas, está detrás!


No pude evitarlo, giré hacia mi espalda y nada. Seguí la vista por el muro hasta encima. Ahí, en lo que debía ser techo, había un hueco grande, por dónde podía ver el cielo. Se la nada se asomó una silueta grisácea, en sus cuencas oculares, un negro profundo cubría por completo. Un sonido indescriptible surgió de él. Una mezcla entre un chirrido y una vibración acústica. Seguido del pisar de unos pasos corriendo por el techado hacia uno de los muros.


—¿¡Qué carajos fue eso!?


Seguí el sonido pero se perdió a mitad de camino. Cerca de la ventana, esperaba verlo de nuevo, pero no se vio. Sin pensarlo bajé de la cama. Me acerqué a la ventana y jalé rápido la cortina, esperando que estuviera. Pero no, volteé a ver a la niña, que al momento había desaparecido. Una niña de no más de 10 años, piel clara, ojos grandes, no sabría bien decir el color, oscuros; con el pelo corto hasta los hombros. Trae un listón que lo atraviesa sujetándolo y un uniforme escolar, calcetas altas hasta abajo de la rodilla, pero nunca zapatos. No es la primera vez que viene, pero no la había visto antes. Giré a ver el hueco del techo y ya no estaba ¡Otra vez, lo hicieron! Encendí las luces del departamento y me recosté. Han sido ya, tres las noches que vienen a mi. Desde que me mudé al departamento no ha habido una noche en la que duerma sin compañía, aún cuando vivo sola. El médico insiste en que es obra de mi imaginación.


Comments


Escucha las voces del fondo en tu cabeza

Clávate en el Lóbrego Abisal

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

bottom of page